¿Cuánto oro llevas contigo?

¿Cuánto oro llevas contigo? Esta pregunta puede confundir en un primer lugar, ya que quizá buscarás en tus bolsillos o en los lugares donde guardas tus pertenencias de valor; pero la pregunta no apunta a que pienses en cuán rico tu eres sino en cuánto crees en Dios. Pero… ¿qué tiene que ver el oro con la fe?

En el Nuevo Testamento, Pedro abordó esto en su primer libro dejando una una enseñanza al respecto. En ese capítulo, Pedro plantea la importancia y el propósito para el cual Dios convirtió la vida de sus hijos a una nueva, hablando sobre la salvación y de la gran herencia que Dios tiene para los que creen en Él; pero al hacerlo, utiliza una comparación un tanto llamativa.

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas

1° Pedro 1:6-9

Pedro entendía que los hijos de Dios serían sometidos también al sufrimiento pero no para ser castigados o para estar sujetos a un sufrimiento sin razón, sino para probar su valía, su fe. Para ilustrar esto, Pedro hace una analogía con el proceso de como el oro es probado.

El oro es un metal precioso con mucha data a través de la historia de la humanidad. Los primeros usos que se le han dado a este metal datan del IV milenio A.C pero más allá de eso, lo cierto es que el oro siempre ha sido bien valorado entre los hombres y por ello, siempre se han buscado maneras de comprobar su autenticidad.

Actualmente hay muchas formas, pero en la antigüedad, una de las más empleadas era pasar por fuego la pieza a analizar y observar su color: el oro verdadero permanecería inmutable mientras que otro metal cambiaría su color. También aumentando aún más su temperatura y con cierta manipulación era posible detectar piezas que no hayan sido formadas en su totalidad con oro.

Esta comparación que realizó Pedro con la forma de probar el oro y la fe de los creyentes es beneficiosa en dos sentidos: por un lado, el oro era codiciado, pues se consideraba precioso; de igual forma debería serlo para los creyentes la fe, ya que con ella no solo podrán alcanzar la salvación, sino que también estará a su alcance todo aquello que busquen bajo la voluntad de Dios.

Por otra parte, el oro es capaz de soportar las pruebas más extremas, demostrando su valía y que es oro verdadero, ¿sucede lo mismo con tu fe? Si tu fe es verdadera y auténtica, serás capaz de soportar las pruebas más difíciles y demostrar lo mucho que confías en Dios. Si verdaderamente crees en Dios, podrás afrontar grandes adversidades y aún así mantenerte firme en la fe. No sucumbirás en la primera confrontación, sino que prueba tras prueba, irás creciendo, ganando en fe, aumentando tu confianza en Dios y estando mejor preparado para lo que tendrás por delante.

Pero, ¿cuál es el fin de todo esto? Pues el fin es la salvación. Pero se necesita fe para alcanzarla; no la obtendrás por tus obras, sino que accederás a ella confiando y creyendo en Dios. Por eso necesitas fe pero fe verdadera, para ser capaz de creer en Dios aún en los momentos más difíciles, cuando te veas superado por la angustia y el dolor. Eso te convertirá en un mejor creyente, en un hijo de Dios verdadero.

Cuando tienes fe verdadera, no importa quienes se opongan a ti porque tú confías en Dios. La enfermedad podrá tocar tu vida y tu cuerpo, pero tu te mantendrás firme, confiando en que Dios es poderoso para sanarte. Quizá aparezca la necesidad en tu familia, pero estarás seguro que Dios estará allí para no dejarte pidiendo. Esa es la fe auténtica que te permite alcanzar lo que parece lejano para tu vida; la que es valiosa como el oro y la que debes preocuparte por atesorar.

Entonces, ¿cuánto oro llevas contigo?

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