¡Gracias por tanto!
Algo muy importante en toda convención es la comida para alimentar a todos los convencionales. Puede parecer sencillo, pero en si, es algo complejo y conlleva mucha responsabilidad desde su preparación, coordinación y servicio en la convención.
La planificación arranca mucho antes de que el primer convencional llegue, con la elección del menú que se va a preparar durante los días de reunión. La sopa nunca no puede faltar, es como una marca registrada; pero también hay lugar para ofrecer platos nuevos que sorprendan y también, repetir clásicos que nos gustan a todos, como las milanesas. El menú de este año incluyo: albondigas con puré, pollo al limón con rissoto, milanesas con diferentes ensaladas, ravioles con salsa bolognesa, sandwich de bondiola, tapa de asado, pernil de cerdo, choripanes, pizzas y empanadas.
Desde que llega el primer convencional hasta que se retira el último, la Iglesia sede se encarga de los desayunos, almuerzos, meriendas y cenas. Algunos números de este trabajo son los siguientes: entre el miércoles 5 y el domingo 9 de abril, la Iglesia sede sirvió más de 2200 platos, 1100 tazas de infusiones y más de 100 docenas de facturas; sin contar varias preparaciones para menúes específicos para aquellos hermanos que llevan un régimen especial.
Todo ese trabajo, fue realizado por un grupo de hermanos de la Iglesia que en algunos casos pasaron el día entero trabajando en la iglesia para cocinar, preparar, servir y lavar, cuidando cada detalle y buscando que cada hermano se vaya con la mejor experienca.
Por todo eso, queremos darles las gracias y esperamos que Dios pague y bendiga a cada uno de ellos que de forma desinteresada trabajaron tanto para que todos puedan disfrutar de esta convención.