Haz grandes hazañas
La biblia nos habla acerca de un soldado que iba en frente de un gran ejército. Este hombre era un experimentado guerrero, temerario y provocador. Contaba con una muy buena forma y poseía una extraordinaria fuerza, a tal punto que cargaba una armadura que pesaba más de 57 kg. Además, tenía una característica muy especial que lo distinguía del resto: era mucho más alto que la media de los soldados filisteos. Era un paladín cuya estatura era de aproximadamente unos 2,9 metros. Era Goliat de Gat.
Saúl y el ejercito de Israel estaban en lucha contra los filisteos. Goliat salía cada día a provocar a los hombres de Saúl llamando a un hombre que se atreviera a pelear contra él. Proponía que, si ese hombre era capaz de vencerlo, los filisteos se convertirían en siervos del pueblo de Israel y si por el contrario, Goliat resultaba vencedor, el pueblo de Israel sería sometido a los Filisteos. Esta situación continuo por cuarenta días sin que ningún hombre del ejercito de Israel se atreviese aceptar el desafío.
En un determinado momento, Dios dispuso que un pequeño pastor de ovejas llegué al campo de batalla. Este pastor había ido con otro propósito al lugar donde la batalla sucedía pero al escuchar las palabras de Goliat, no pudo permanecer indiferente y decidió intervenir. David era este pastor que había ido a llevar comida a sus hermanos pero que al enterarse de que Goliat desafiaba al pueblo de Dios, decidió pelear.
David era muy diferente a Goliat, no era un soldado y tampoco tenía experiencia en batalla. Cuando intentaron poner sobre él una armadura no fue capaz de andar y por consiguiente decidió dejarla. Los soldados que no conocían a David y no presenciaron sus conversaciones con Saúl, hubieran dicho que David era un loco, ya que iba a pelear sin armadura y sin espada; llevando únicamente una honda y cinco piedritas que unos minutos antes escogió de un arroyo.
David iba confiado en que su Dios, el mismo que lo libro de las garras de leones y osos cuando pastoreaba ovejas iba a ser capaz de librarlo de la mano de Goliat. Ahí estaban, frente a frente Goliat y David. Ambos con mucha confianza para la batalla. El primero confiaba en su armadura, su destreza y su experiencia en batalla, el segundo confiaba en Jehová de los Ejércitos.
La primera reacción de Goliat al ver a David fue la de burlarse por las armas que llevaba y por su apariencia. Goliat cargaba una lanza cuya hoja pesaba casi 7 kilos y estaba seguro de vencerlo fácilmente. David llevaba unas piedritas y la onda pero no era esa su verdadera arma.
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
1 Samuel 17:45-47
Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
Finalmente, David uso su onda y con una pequeña piedra perforó la frente del paladín filisteo para, una vez que este fue derribado, utilizar su propia espada para cortar su cabeza.
La historia de David y Goliat es una de las más conocidas de la biblia. Esta historia es contada por padres a sus hijos, esta presente en libros para niños, hay obras de teatro y películas que la abordan. Ella demuestra como un hombre común pudo vencer al gigante a través de su confianza en Dios; como no importan las probabilidades cuando un creyente se enfrenta a un problema ya que con Dios saldremos victoriosos de toda situación.
Pero hoy queremos reflexionar sobre otro aspecto de esta historia muy importante para todos pero que cobra principal trascendencia de cara a la próxima Convención de Jóvenes que tendrá lugar los días 8, 9 y 10 de abril. La historia de David y Goliat es, también, la historia de un joven que todos menospreciaron y que fue capaz de hacer algo que nadie más pudo.
Muchas veces los jóvenes son menospreciados a causa de su corta edad como en el caso de David. Un varón que confiaba en Dios pero que los demás, juzgándolo humanamente desestimaban y no creían capaz de derrotar a Goliat: su hermano Eliab le cuestionó su presencia y lo acuso de soberbio y malicioso, que abandonó sus ovejas para descender a ver la batalla, también Saúl, quién lisa y llanamente le dijo que era un muchacho.
Esto último es distintivo ya que en las diferentes batallas que como creyentes debemos enfrentar, muchas veces tenemos que superar diferentes obstáculos que se oponen a nuestro objetivo final. Estos obstáculos pueden venir de los lugares que menos esperamos haciendo todavía más difícil el superarlo: pueden ser nuestros amigos, familiares, otros creyentes e incluso nosotros mismos.
A veces nuestra propia autoestima y confianza es la que hace que no nos creamos capaces de alcanzar nuestra meta. Como jóvenes miramos primero nuestras deficiencias en lugar de confiar en Dios y dejar que Él tome los medios necesarios para hacer las cosas posibles. David sólo tenía cinco piedritas y una onda, desde toda lógica eso no era suficiente para vencer a un guerrero como Goliat, pero confió plenamente en Dios al declarar que venía en su nombre a pelear y ese fue el factor fundamental para vencer.
Otro punto a destacar es el hecho de que David, no permaneció indiferente a la situación: cuarenta días el gigante estuvo burlándose del ejercito de Israel y, ante eso, David decidió actuar para que eso cambie. ¿Cuántas veces, ante situaciones desafiantes, por temor a errar o fracasar preferimos no hacer nada? Ciertamente que humanamente no hay mucho que podamos hacer la mayoría de las veces pero con Dios siempre seremos capaces de transformar la realidad. y hacer cosas que nadie más se atreve siquiera a intentar.
Tu, joven, puedes ser el próximo David. No importa quién sea el gigante que enfrentes, tampoco importan todos aquellos que te menoscaban por tu corta experiencia; la situación es la que es y tienes frente a ti la oportunidad de intervenir para cambiarla. Dios te colocó donde estás y eres capaz de transformar la realidad para engrandecer la obra de Dios.
Entonces, ¿cuál es la situación que hoy vives y quieres cambiar? ¿dónde esta el Goliat al que tienes que enfrentar? ¿Quienes son los que te dicen que no podrás lograrlo? Haz como David y actúa en el nombre de Jehová de los Ejércitos y triunfa.