Marca la diferencia y cree verdaderamente en Dios
La biblia contiene numerosas relatos, parábolas e historias que encierran importantes enseñanzas para todos los hijos de Dios. Muchos de ellos se tratan de personas que todos conocemos ya que sus acciones han trascendido las generaciones y han sido repetidas en innumerables oportunidades.
Una de ellas es la resurrección de Lázaro, donde su palabra habla acerca de Marta, María y Lázaro, los tres de alta estima y amados por Jesús. En una oportunidad, Lázaro cayó gravemente enfermo, y ellas, sabiendo que Jesús se encontraba en Betania, recurrieron a Él para pedir su ayuda y mandaron a llamarlo; pero Él les respondió que la enfermedad no era para muerte sino para la gloria de Dios y por ello, en lugar de asistir inmediatamente, decidió esperar dos días antes de ir a visitar a Lázaro. La biblia narra que Jesús finalmente fue y que cuando llegó, Lázaro ya llevaba cuatro días muerto.
Al llegar, Marta le dijo a Jesús que si él hubiera estado allí, su hermano no habría muerto; y Él le respondió: “Tu hermano resucitará”. Marta entendió que Jesús hablaba de la resurección del día postrero, pero Jesús le hablaba en tiempo presente, y le preguntó si ella creía en lo que Jesús le decía.
Luego, cuando Jesús se encontró con María, la otra hermana de Lázaro, al verla llorando junto a otros judíos, se estremeció en espíritu y se conmovió, llegando a llorar por Lázaro. Y entonces Jesús fue al sepulcro donde habían puesto su cuerpo y dijo: “Quitad la piedra”. Marta le respondió que su hermano llevaba cuatro días muerto y que por lo tanto tendría hedor. Jesús entonces le preguntó “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”.
Entonces procedieron a quitar la piedra y luego de agradecer a Dios, Jesús llamó a Lázaro diciendo “¡Lázaro, ven fuera!”, y Lázaro, el que había muerto, se apareció con sus manos y pies vendados, y su rostro envuelto en un sudario. Lázaro había resucitado.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
San Juan 11:25-26
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Una de las primeras reflexiones para los creyentes es entender que las luchas y pruebas que enfrentan en la vida tienen un propósito y este es que la gloria de Jesús se manifieste. Los creyentes no están exentos de las debilidades humanas y como tales, muchas veces consideran que la prueba que afrontan es la mayor de todas y que no tienen comparación; pues, Dios dispuso que Lázaro muera y luego resucite para que su gloria sea manifestada. El Cristiano debe preguntarse entonces si su prueba es mayor que la de Lázaro o incluso la de sus hermanas y debe confiar, que así como la muerte y resurección de Lázaro fue para la gloria de Dios, también lo será la prueba que está atravesando.
Es por ello que en las pruebas es cuando más los creyentes deben aferrarse a Dios y asegurar su fé en Él. Puede parecer que cada minuto sin la respuesta de Jesús es eterno, pero los hijos de Dios no deben desmayar, sino por el contrario, mantenerse confiados, sabiendo que Jesús está de su lado y el finalmente responderá.
Otro punto importante es que cuando Dios da su respuesta, no hay lugar para dudar. Marta le había dicho a Jesús que creía que Él era el Cristo pero no obstante, cuando Jesús ordenó remover la piedra, ella respondió humanamente, sin fe, diciendo que Lázaro llevaba varios días muerto y seguramente en estado de descomposición. Por ello es de vital importancia que los que creen en Dios, actúen con fe cuando Dios así lo ordene, sin demorar y por sobre todo, sin mirar humanamente las dificultades que se presentan. Sus hijos deben ser capaces de reconocer la voz de Dios y tomar inmediatamente su mensaje. Así como los hombres han aprendido que cuando están en el camino y oyen las sirenas de una ambulancia o un camión de bomberos, deben ceder el paso y no dudan en hacerlo, los hijos de Dios deben aprender a no dudar cuando oyen la voz de Él e inmediatamente acatar su voluntad. Eso es creer verdaderamente en Él.
No se deben anteponer las dudas, errores o fracasos anteriores ante la voluntad de Dios sino que la clave es oír su voluntad y actuar, confiando en que nada es imposible para Él.
Por ello, ¿cuál es la prueba que el creyente está atravesando? Hoy puede ser el día donde Dios responda la petición de su hijo, que confía en él, sin importar de que se trate. Todos los ámbitos de la vida sus hijos están sujetos a la voluntad, la misericordia y el amor de Dios y por lo tanto, su pueblo debe estar seguro que podrá atravesar todas las pruebas que se presenten, sabiendo que no están solos, sino que, por el contrario, Dios acompaña cada uno de los pasos que dan sus hijos.
Por ello, la confianza y fe en Dios debe ser viva y real. Debe manifestarse en las acciones que realizan sus hijos demostrando que verdaderamente creen en él. Muchos declaran que creen que existe un Dios, también dicen que creen en Jesús y van más allá, diciendo que confían que un día Cristo volverá; pero los verdaderos creyentes deben aprender a vivir en fe, confiando verdaderamente que Dios esta vivo, que es real y que esta ahí, junto a ellos para afrontar cualquier dificultad. Eso es lo que marca la diferencia entre los que ven la gloria de Dios y los que solamente dicen creer en Dios. La gloria de Dios se manifestará, sólo si sus hijos pueden creer verdaderamente. Y tú, ¿crees verdaderamente en él?